sábado, 23 de mayo de 2009

¿EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES ... O PANSPERMIA DIRIGIDA? Parte II


Continuando con la segunda parte de este artículo, que como dijimos, contendrá argumentos de índole religiosos que permitan ampliar la explicación de los orígenes de la vida en la Tierra y de Eras tan marcadas en relación a sus respectivos ecosistemas, intentaremos -tomando como base la teoría de la panspermia dirigida y los argumentos creacionistas expuestos en la primera parte- dar a conocer sorprendentes argumentos aclaratorios inferidos directamente de la Biblia.


Ello, porque ya hemos presentado en un artículo anterior las investigaciones que demuestran la inspiración sobrenatural de este milenario libro, que nos facultan a tomarlo como base argumental en el plano religioso, y porque ya es tiempo que las interpretaciones religiosas hasta ahora difusas acerca de los orígenes sean de una vez por todas aclaradas a la luz de los mismos escritos judeo-cristianos, que bien interpretados deberían coincidir plenamente con los descubrimientos de la verdadera Ciencia.


Comencemos entonces considerando la siguiente posibilidad: que en un momento posterior a la destrucción de los dinosaurios, cuando la Tierra, producto del cataclismo provocado por el asteroide, “estaba desordenada y vacía” (Génesis cap.1 vers.2), otras entidades de elevada tecnología pudieran haber readaptado las condiciones geológicas de la Tierra para la formación de un nuevo ecosistema y una vez puesto en marcha 

haber creado un ser inteligente (macho y hembra) que perpetuaría en la tierra su cultura, su moral, sus principios y leyes, su civilización y su misión creadora: “...hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” dice la Biblia (Génesis cap.1 vers.26).


Es en este milenario libro donde encontramos el relato más extenso de este posible suceso, pero aquí -para que la interpretación sea racional y coherente y nos encaminemos hacia la debida explicación de la existencia de la Era anterior- debemos tener presente un importante detalle: La creación del Hombre tal como la narra la Biblia -y como bien lo han intuido algunos comentaristas- se referiría a los hechos desde el punto de vista del ser humano ya creado, en este caso de Moisés autor del libro del Génesis, quién al relatar este acontecimiento se coloca como el que observa los hechos desde la Tierra (sólo en este contexto podría tener además una explicación lógica y científica que la luz en la Tierra haya sido creada por Dios antes que el Sol, la Luna y las estrellas, los que aparecen recién al cuarto día, posterior incluso a la aparición de los vegetales que son creados el tercer día y que requieren de luz solar para el proceso de la fotosíntesis).


Para entender este planteamiento, es importante destacar que si bien en el primer versículo de este libro la Biblia dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, después de esto señala algo sorprendente que estaría marcando el posible nexo entre ambas Eras: “La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre las aguas...” (Génesis cap.1 vers.1-2). Nótese que hay lugar en el texto bíblico para suponer que por un hecho posterior a la creación de los cielos y la tierra (quizás millones o miles de años más tarde) ésta última quedó “desordenada y vacía”, con características de abismo. Ahora bien, decimos posterior porque en el texto un acontecimiento sigue cronológicamente al otro y porque al menos desde el punto de vista teológico no es posible admitir que la Tierra recién creada por Dios haya podido quedar desordenada y vacía convertida en un caos geológico.



NOTA 1: Al respecto, es útil tener en cuenta una reflexión, que el autor de este artículo comparte en cierta forma: Damien Royce y Jason Zolot, autores de un panfleto titulado Did God Destroy the Dinosaurs? (¿Destruyó Dios a los Dinosaurios?), argumentaron que el mundo que ocuparon los grandes saurios fue, en efecto, el que existió antes de la creación bíblica: “un mundo de pesadilla, horrendo e infernal, empapado en la sangre de la violencia, la muerte y la destrucción, habitado por criaturas grotescas y monstruosas”.

Royce y Zolot apuntan que basta con visitar cualquier museo o parque de ciencias para comprobar su teoría de que "algo andaba mal" con el mundo de los dinosaurios y los reptiles alados y marinos. “Es como si no fuesen criaturas de este mundo”, escriben, “sino fenómenos de la Naturaleza, caricaturas monstruosas de otras creaciones y de la vida en sí... el resultado de un chiste obsceno practicado por un bromista perverso”.
Los dos autores de Did God Destroy the Dinosaurs? insisten en que la versión hebrea original del Libro de Génesis dice que “la tierra se encontraba en un estado caótico y confuso” antes de la creación divina, y puesto que Dios no puede ser autor del caos, dicho desorden fue causado por una fuerza ajena a la voluntad divina. El Génesis, según Royce y Zolot, no describe la creación del mundo, sino muy al contrario, su reparación. (Extractado de: CONTACTO, Boletín Mensual de Fenómenos Extraños, N°57, mayo 2003, Editado en internet por Jessica Vanesa Parmigiano y Carlos Alberto Lurchuk. http://dragoninvisible.com.ar/contacto FIN DE LA NOTA 1.


El argumento anterior se ve aún más reforzado por el hecho de que las palabras “desordenada y vacía” corresponden a las hebreas tohu y bohu, que pueden traducirse también como “caótica y en confusión”. Además la forma verbal “estaba” que las antecede es expresada en otros pasajes del Génesis (por ejemplo Génesis, cap.19 vers.26) como “se convirtió”, dejando entrever que antes no estuvo así. Por otro lado, el pasaje ”Las tinieblas estaban sobre la faz del abismo” también es posible traducirlo como: “Todo era un mar profundo cubierto de oscuridad” (como de hecho lo hacen algunas versiones bíblicas) y que el texto que sigue:

“... y el espíritu de Dios se movía sobre las aguas...” podría significar perfectamente: “... y un gran viento iba y venía sobre las aguas.”, esto debido a que la palabra hebrea ruáj traducida aquí por espíritu puede significar también viento, soplo o aliento, y que además la expresión “de Dios” es un término hebreo que puede expresar el superlativo, es decir algo así como un “gran viento”.


NOTA 2: Estos argumentos concuerdan además con una idea muy difundida entre los pueblos del antiguo Oriente: Que antes de la creación había sólo un caos de tinieblas que lo cubrían todo como aguas amenazantes. (Nota basada en los comentarios al margen de la versión bíblica Reina-Valera 1995, Edición de Estudio, de las Sociedades Bíblicas Unidas). FIN DE LA NOTA 2.

Por otro lado, la Biblia podría estar entregando una clave adicional para la correcta interpretación de estos pasajes, cuando en el libro del Apocalipsis, capítulo 20, vuelve a mencionar el estado de la Tierra como abismo cuando ésta queda destruida y desolada por mil años después de la segunda venida de Jesucristo.


Por lo tanto, los dos primeros versículos del Génesis podrían leerse perfectamente como sigue: “En el principio creó Dios el Universo incluyendo la Tierra. La Tierra original, producto de un juicio divino posterior, se convirtió en algo caótico y confuso, donde todo era un mar profundo cubierto de oscuridad y un gran viento iba y venía sobre las aguas.”


Esta interpretación coincidiría totalmente con el estado de la Tierra después de un cataclismo tan grande como el producido por el impacto del asteroide que postula la ciencia actual: oscuridad total, vientos huracanados, vacía de todo vestigio de vida, movimiento rotatorio alterado y por lo tanto aguas amenazantes cubriéndolo todo, etc.

Como se ve, la Biblia nos permite inferir perfectamente que los astros –y la Tierra también– existían ya mucho antes del proceso de creación que menciona Moisés, y que por lo tanto el relato de éste se refiere a un suceso posterior y desde el punto de vista del observador terrestre, en el que la luz primero y los astros después iban apareciendo en el firmamento a medida que Dios despejaba con su poder las tinieblas que envolvían la Tierra, separaba las aguas, descubría lo seco y ponía orden en el caos existente en los primeros días previos al acto creador de la raza humana y del ecosistema que la albergaría.


Por lo tanto el proceso creador relatado por Moisés perfectamente se podría estar circunscribiendo en primer lugar al acto de reordenar geológicamente el planeta luego del cataclismo y en segundo lugar al de formar un nuevo ecosistema que permitiera habitarlo por seres vivos formados o creados según sus altos designios:

Por lo tanto aquí aparecen las plantas, las actuales especies animales (algunas por cierto ya extinguidas) y el Hombre (no como una incipiente especie homínida sino total y perfectamente conformado, con toda una carga genética que le permitiría ir adaptándose posteriormente a las condiciones de su medio ambiente). Además para entidades extraterrestres en posesión de un poderío tecnológico tal que les permitiera llegar a la Tierra, transformarla, adaptarla y colonizarla, tal proceso pudo haber tomado –por qué no– los seis días de tarde y mañana que describe la Biblia.

Es posible también que el proceso creador narrado por Moisés haya sido relativamente reciente, puesto que esto no contradice la antigüedad de las rocas de la Tierra si consideramos que ésta pudo en realidad ser creada -según la Biblia- muchísimo tiempo antes. Tomando debidamente en cuenta las alteraciones que pudieran presentar los actuales métodos radiactivos de datación para la interpretación de restos arqueológicos, y que la Biblia podría encerrar todavía algunas claves para interpretar correctamente los periodos de tiempo en ella mencionados, podríamos estar hablando –por qué no- incluso de unos cuantos milenios antes de la era cristiana.


NOTA 3: En realidad, si se sigue literalmente la cronología de los descendientes de Adán a través de su tercer hijo Set, hasta Noé antes del Diluvio (Génesis, cap.5), después la descendencia de Noé a través de su hijo Sem hasta Abram (Génesis, cap.11, vers.10-23), luego la huella del linaje de Abram (Génesis, cap.12) y de ahí en adelante a través del Antiguo Testamento la cronología de la descendencia de éste hasta llegar a Jesucristo, más las consideraciones históricas respecto de los calendarios hebreo, romano, Juliano y el Gregoriano actualmente en uso, podríamos llegar a conclusiones semejantes

a la del arzobispo irlandés James Ussher (1581-1656), quien después de un largo y acucioso estudio bíblico llegó en 1650 a la conclusión de que el mundo actual fue creado el domingo 23 de octubre del año 4004 a.C., y que el Diluvio ocurrió el año 2349 a.C. De acuerdo con su interpretación, la historia humana tendría a la fecha aproximadamente 6.000 años.

Sin querer parecer fundamentalistas, no deja de ser interesante considerar –al menos en su aspecto simbólico y dentro de la fenomenología de carácter anómalo que hemos estado tratando en este blog-, las conclusiones de Ussher si se tienen en cuenta algunas profecías bíblicas que hablan de un milenio de paz posterior a la segunda venida de Jesucristo a la Tierra (Ver Apocalipsis, cap.20). ¿No tendrán alguna relación los siete días de la semana de la Creación, cuyo séptimo día fue consagrado al descanso, con posibles siete milenios de trabajosa historia humana cuyo séptimo milenio significaría el ansiado descanso de la Humanidad, sobre todo si consideramos el pasaje bíblico que -directamente en relación con tiempo del fin- dice a través del apóstol Pedro: “Pero, amados, no ignoréis que, para el Señor, un día es como mil años y mil años como un día.” (2°Pedro, cap.3, vers.8)? ¿Es que podríamos estar a las puertas del comienzo del séptimo y último milenio de la actual historia humana? FIN DE LA NOTA 3.

Hasta aquí habría una explicación coherente desde un punto de vista creacionista, y no necesariamente fundamentalista, a los orígenes de la vida y a la existencia de estas dos grandes Eras, quedando aún por explicar en un contexto religioso-especulativo el por qué la Biblia -que hemos utilizado como base de argumentación para estos razonamientos- no describa en absoluto la era de los dinosaurios, salvo en que fue interrumpida por un posible juicio divino. Si no fue una creación de Dios, o por lo menos de los extraterrestres llegados posteriormente a poner orden en el caos geológico que revela el Génesis, ¿de quién fue entonces y por qué no quedó registrada como la otra?

Para poder intentar una explicación plausible, es necesario sacar a luz dos hechos claves que la misma Biblia menciona desde el principio: la existencia de una fuerza contraria que enturbia los propósitos del nuevo proceso de colonización de la Tierra, y la puesta en marcha de un plan de contingencia diseñado para superar tal eventualidad.


En efecto, según los relatos bíblicos, en el principio del nuevo orden y a pesar del constante monitoreo de los nuevos colonizadores, ésta fuerza habría desviado mediante el engaño la conciencia de los seres creados que habitaban el mítico "Jardín del Edén" (posible lugar geográfico experimental a partir del cual a medida que se reprodujera la raza creada, debía ser a su vez colonizado el resto del planeta adaptándolo para la forma de vida dominante), los que fueron expulsados de allí directamente hacia la tierra salvaje, readaptada ahora con condiciones más duras que las iniciales a objeto de hacerles más trabajoso y provechoso un proceso de rehabilitación y de rescate que habría sido previamente diseñado por tales entidades.


Es interesante destacar además que estos seres humanos habrían sido inicialmente inmortales (tenían directo acceso al árbol de la vida, según el Génesis) y que producto de su caída en rebelión pierden este privilegio (posiblemente mediante una intervención a nivel genético de su proceso de renovación celular) y deben aceptar a partir de entonces la muerte como un nuevo orden que se instaura en el planeta, por lo que el éxito de tal proceso de rehabilitación y rescate implicaría por lo tanto llegar a restaurar en el futuro esa original condición.

Por otra parte, la fuerza contraria como lo evidencian los textos bíblicos es extraterrestre, de carácter netamente inteligente y se encontraba presente en la Tierra cuando fue creada la raza humana, y lo más importante, ya estaba en estado de rebelión contra la Autoridad Universal. ¿Tenía esta fuerza alguna relación con el mundo de la Era de los Dinosaurios? Tenemos las evidencias necesarias para creer que sí y que precisamente ahí radica el secreto para encontrar una respuesta coherente y fundamentada a la contradictoria presencia de los fósiles de dinosaurios. ¿Qué era esta fuerza contraria y quiénes la conformaban? ¿De dónde provenía? ¿Cuál era su propósito?

Las respuestas a esas interrogantes serán la materia de nuestro próximo artículo.


Por: Carlos Jiménez Fajardo

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APÉNDICE: Fraudes Famosos en la Historia de la Paleontología.

En este frenético y tal vez desesperado afán por demostrar la validez de la Teoría de la Evolución, en el que no ha estado ajeno un desmedido afán de reconocimiento e incluso de lucro ilícito, se han hecho importantes falsificaciones de fósiles, las que se tuvieron por ciertas por el mundo científico y por lo tanto fueron ampliamente divulgadas como tales en los círculos académicos y en los textos de estudio oficiales, hasta que se descubrió el fraude. Como ejemplo de ello tenemos los siguientes casos:


1) “El Hombre de Piltdown”, un cráneo presentado a la comunidad científica en 1912, aclamado por décadas como la comprobación de la teoría evolucionista de Charles Darwin. 

En 1953 un examen más acucioso demostró que el famoso eslabón perdido entre el hombre el mono era el montaje de un cráneo humano envejecido y la mandíbula de un orangután.


2) El descubierto por el Museo Nacional de Gales en diciembre del año 2000: Durante 116 años se exhibió ahí un fósil de ictiosaurio, pero sospechosamente, la milenaria pieza fue perdiendo su cubierta hasta revelar una penosa estructura de varios huesos, yeso y pintura. La institución decidió mantenerlo en exhibición, pero como monumento a los engaños científicos.


3) Los supuestos restos fósiles encontrados en la provincia china de Liaoning del Arqueoraptor, supuesto dinosaurio alado que habría existido hace unos 120 millones de años, y que en un artículo de portada publicado en noviembre de 1999 por la prestigiosa revista National Geographic, que lo calificó como un descubrimiento trascendental para entender la evolución de las especies, los científicos Xing Zsu del Instituto de Paleontología de Beijing y Philip Currie, del Museo de Paleontología de Alberta, Canadá, señalaron que su importancia fundamental era nada menos que ser “el eslabón perdido entre los dinosaurios y las aves”.

Apoyados por numerosos colegas, estos expertos afirmaron incluso que el descubrimiento llevaría a replantear algunas teorías sobre la evolución de los dinosaurios, ya que era posible que el mismo Tiranosaurio Rex tuviera plumaje. El fraude fue denunciado por la revista Nature en su edición de marzo del año 2001. Un equipo del Laboratorio de Paleontología de la Universidad de Texas sometió al supuesto fósil a una tomografía computacional de rayos X de alta resolución, que reveló que estaba montado con 88 piezas de al menos dos especies. “Posiblemente una era un primitivo pájaro no volador y la otra un dromaeosaurio (veloz dinosaurio carnívoro)”, señaló Timothy Rowe, paleontólogo a cargo del estudio que reveló el fraude, el cual informó “fue realizado por sujetos entrenados en paleontología y habría científicos chinos de alto nivel involucrados”. (Información extractada de un artículo del Diario La Tercera, Chile, del 15 de abril de 2001).



Por último, y para ilustrar otra característica de las difusiones paleontológicas de los científicos evolucionistas, tenemos el fósil estrella del darwinismo: Lucy la “mujer mono”, romántico personaje paleontológico femenino "creado" por los científicos a partir de unos pocos restos de huesos fósiles hallados en Africa y que no alcanzaban a conformar un esqueleto completo, ya que no estaban ni la mano, el pie o una parte importante del cráneo como para saber a ciencia cierta cómo "Lucy-a". En su oportunidad la calificaron altisonantemente como "el eslabón perdido", el primer homínido, o como "Eva" por los más audaces. Como bien dijo en 1977, Steven J. Gould, científico evolucionista de Harvard: “Los árboles evolutivos que adornan nuestros textos tienen data únicamente en las copas y nodos, el resto se infiere, no tiene evidencia fósil”, ... y aquél descubrimiento no fue la excepción. La mayoría de los rasgos fisonómicos de estos "eslabones" no pasan de ser un gran porcentaje de fecunda imaginación "científica" que nos quiere hacer ver lo que ella "cree" ver.



En este contexto, es aconsejable ser muy cautelosos al tomar en cuenta la reciente noticia expuesta por los medios de comunicación de todo el mundo, respecto de lo que han denominado entusiastamente como “el eslabón perdido entre los primates y el Hombre”. Me refiero al fósil Darwinius masillae, popularmente conocido cono Ida.

“Ida se observó por primera vez por la comunidad científica gracias al paleontólogo de vertebrados, el Dr. Jørn Hurum, quien asistió a un encuentro en Hamburgo, Alemania, como representante de la Universidad de Oslo con motivo de la Feria de minerales y fósiles en el año 2006. Un distribuidor de los presentes le ofreció el fósil por un millón de dólares. Éste se había descubierto veintitrés años antes por un aficionado de fósiles, pero lo mantuvo oculto al mundo en una colección privada. Hurum adquirió la muestra para su museo, lo que le permitió ser visto y analizado científicamente por primera vez.
Desde su redescubrimiento fue estudiado en secreto durante dos años por un equipo de científicos. Hurum estuvo acompañado por expertos en evolución de primates, el profesor Philip Gingerich de la Universidad de Michigan, el Dr. Jens, junto con los paleontólogos Franzen y el Dr. Jörg Habersetzer del Museo Senckenberg.
No fue hasta el 19 de mayo de 2009 que se reveló por primera al mundo la existencia de este fósil.
El documento sobre el fósil fue acompañado por un documental (Descubrimiento de Nuestro Primeros Antepasados), presentado por Atlantic Productions, para ser transmitido en el canal History Channel (EE.UU.) y la BBC (Reino Unido).
Expertos independientes han expresado preocupación por la publicidad, ya que se podría estar exagerando la importancia de este hallazgo. Jørn Hurum, sin embargo, durante una ceremonia de apertura en el Museo Americano de Historia Natural, dijo que 'Esta muestra es como encontrar el Arca Perdida de los arqueólogos' y 'Es el equivalente científico del Santo Grial'".
(Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Darwinius_masillae#Descubrimiento)

Si bien esta vez se trata de un esqueleto fósil casi completo, tan exagerada ha sido la publicidad que se ha estado dando a este hallazgo por la prensa y los mismos científicos que lo estudiaron, que incluso partidarios de la teoría evolucionista los han cuestionado seriamente por intentar darle una importancia más allá que la que probablemente tiene. Como ejemplo citamos:

“Casi al mismo tiempo que el trabajo científico se preparaba la ceremonia, el documental, el sitio web interactivo, un libro, y una campaña publicitaria propia de una estrella del pop. Ésa era la idea: como ha dicho J. H. Hurum, científico coautor del trabajo sobre el Darwinius, ‘Todas las bandas de música pop lo hacen. Los atletas lo hacen. Tenemos que empezar a pensar de esa forma en la ciencia’.
Según parece, ‘pensar de esa forma en la ciencia’ justifica hacer exageraciones ridículas sobre la importancia del fósil: ’la octava maravilla del mundo’, ‘revolucionará nuestra comprensión de la evolución humana’, ’esto cambia todo’, ’es un asteroide cayendo a la Tierra’. ’Piedra Rosetta de la evolución de los primates’.

Según parece, justifica pedir al reputado David Attenborough que narre el documental diciendo bobadas como ‘esta pequeña criatura nos va a mostrar nuestra conexión con el resto de los mamíferos; con las vacas y las ovejas, con los elefantes y los osos hormigueros’,

o ’El eslabón que hasta ahora decían que faltaba, ya no falta’.

Es la estrategia perfecta para que los lectores y televidentes desconfíen de toda esta parafernalia y sospechen que se les está queriendo vender una moto. Es maravilloso para que los anticientíficos nos sigan acusando de manipular y engañar a la gente con los fósiles. Es ideal para que las personas interesadas en las noticias científicas piensen que se les está tomando por imbéciles.” (Fuente: “Darwinius o cómo enmerdar un hallazgo paleontológico” del sitio: http://paleofreak.blogalia.com/historias/63141)

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OBSERVACIÓN: Esta serie de artículos están basados o forman parte del libro escrito recientemente por el autor, denominado “Fenómalos – La Quinta Esencia”, publicado por Editorial Trafford (ISBN 1-4251-1232-3, por Trafford Publishing, Canada). Las imágenes y videos han sido tomadas directamente de la web, y sólo para efectos de ilustración del texto. De haber alguna de ellos con derechos de autor agradeceré comunicármelo para retirarlas de esta entrada.

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